Morfopsicología


Morfopsicología

La cara, espejo del alma


La morfopsicología aborda el estudio de la personalidad a través de la observación del rostro. A cada movimiento (forma) del rostro, corresponde un movimiento del alma (psique).

Su creador, el psiquiatra Louis Corman estableció el método de interpretación que el morfopsicólogo utiliza y que tiene como base leyes biológicas y dinámicas simples. Para su comprensión es preciso el conocimiento de estas leyes y el aprendizaje de las correspondencias morfopsicológicas del rostro.

Al tratarse de una ciencia humana, la aplicación de este conocimiento ha de ir impregnada del desarrollo de la intuición, y el acercamiento al otro debe hacerse a través de la empatía y la comprensión.

Su conocimiento la convierte en una herramienta de gran valor para el desarrollo personal, siendo además de gran utilidad en la orientación personal y profesional.

Su aplicación es de gran ayuda para el desarrollo de aquellas profesiones en las que las relaciones personales están presentes: psicólogos, médicos, asistentes sociales, terapeutas, comercio, entre otras. En los conflictos de pareja; para el conocimiento y comprensión de los hijos; en la orientación escolar, en la selección de personal y creación de equipos complementarios; para el conocimiento propio, etc.

Corman dice que la morfopsicología es la ciencia de las relaciones entre la forma y el psiquismo y que no basta conocerla, que hay que sentirla y tener siempre presente la máxima

COMPRENDER Y NO JUZGAR


El rostro, compuesto por el armazón óseo, músculos, piel y receptores sensoriales, es la pantalla en la que se reflejan nuestras capacidades intelectuales, emocionales e instintivas, y sobre la que a través de las experiencias vividas y la forma en que nos enfrentamos a ellas, va quedando escrita nuestra historia vital.

De la Dilatación (ancho) del rostro y del tono (actividad) o atonía (pasividad) de sus carnes se deducen diferentes necesidades, diferentes aptitudes y diferentes modos de adaptación, también cuánta energía vital hay y si está disponible o bloqueada.

Del tamaño y forma de sus receptores: ojos, nariz y boca, va a depender la mayor o menor apertura o cierre a los intercambios con el medio exterior, de lo que se deducirá la extro-introversión y el grado de la misma. Por ejemplo: la persona puede ser expresiva en su vida social y reservada en la privada. Los receptores también nos indican si hay control sobre los impulsos y el uso que se hace de la energía disponible, ésta puede ser administrada adecuadamente, derrocharse o estar bloqueada.

a) La Zona Cerebral desvela cómo es la vida mental y el tipo de inteligencia.

b) La Zona Emocional desvela cómo es la vida afectiva y social y la importancia que los sentimientos ocupan en la vida de la persona.

c) La Zona Instintiva desvela la vida instintiva y su capacidad realizadora, así como el control de los instintos.